El proceso de depuración se puede comparar con la operación de arrancar las malas hierbas, que hay que llevar a cabo antes de sembrar una nueva cosecha. En el ser humano, este proceso cabe igualarlo con la limpieza de las tres partes del intestino.
Los hábitos dietéticos actuales y la medicación hacen que el intestino esté saturado. Proponemos una depuración intensiva de cinco días consecutivos, con remedios naturales al alcance de todos, para que el intestino recupere su estado normal.
DIETA BÁSICA.
Es como cambiar un tiesto parasitado que se ha quedado pequeño, con tierra pobre de minerales, por otro nuevo con tierra rica en ellos.
El estado del intestino, en la mayoría de las personas que viven en las grandes ciudades, se puede comparar con un cubo de basura donde se van tirando todos los restos: sobras de carne, pescado frutos, dulces, etc… al que luego ponemos la tapa y exponemos al sol a la temperatura de 37ºC, que es nuestra temperatura corporal. Como es lógico, la mezcla heterogénea de alimentos se pudrirá y fermentará, dando lugar a reacciones ácidas que irán perforando y deformando las paredes del cubo.
REALIZACIÓN DE LA DEPURACIÓN
Consiste en un tratamiento de choque de tres a cinco días de duración, a veces incluso siete, sonde se simultanean tres fases:
1. Depuración de los tres tramos del intestino a base de uno o dos enemas diarios.
2. Ingesta de una dieta a base de caldos vegetales, verde de alfalfa, papaya, piña, áloe y alimentos ricos en enzimas digestivas.
3. Prescripción de la oportuna medicación natural a fin de estimular al máximo la salida de toxinas a través de las diferentes vías: intestinal, hepática, renal, respiratoria y por la piel.
Es curioso observar cómo muchas personas tienen déficit de vitaminas o minerales a pesar de tomar suplementos diariamente. Esto es debido a que su flora intestinal se encuentra alterada al haberse roto el equilibrio, bien por la toma de antibióticos, una dieta excesivamente ácida o a causa del estrés, eso da lugar a una proliferación de la flora patógena que se nutre de forma parásita a expensas de nuestro organismo.
Los síntomas son hinchazón, pinchazos, la sensación de que la digestión se alarga. Durante el proceso se encuentran decaídos, somnolientos, irritables, con falta de energía y vitalidad. Otro de los síntomas de que no funciona bien el organismo es tener las manos frías y sudorosas.
Durante la depuración y ayuno, a veces puede aparecer un poco de fiebre, dolor de cabeza y mareos, pero son molestias transitorias. No hay que asustarse, significa que el organismo está eliminando toxinas.
LA DIETA BÁSICA
La dieta básica consiste en un tratamiento de choque de tres a cinco días de duración- incluso es recomendable que se prolongue durante siete días-, en los que se estimula biológicamente al organismo para que aumente sus propias defensas. De esta forma, recuperamos el 10% de las funciones de todos los sistemas orgánicos, invertimos los procesos de envejecimiento y, además, al ahorrar un porcentaje de energía diaria, lo transformamos en la regeneración global de todo el organismo y del pelo en especial.
Beneficios:
-desaparición del cansancio
– recuperación de la vitalidad
– obtención de un sueño reparador
– la mejora de las alergias
– la regulación de las evacuaciones
– la hidratación de la piel (desaparición de la descamación, las estrías, las rojeces y las manchas solares)
– mejoran las digestiones y desaparecen los ardores y los gases
– en general, se adelgaza de 3 a 7 kilos, pues casi todas las personas tienen sobrepeso.
– el carácter cambia, mejora la calidad de vida
– en el caso de las mujeres, disminuye el síndrome premenstrual y se regulan los días a 28 días, coincidiendo con los ciclos lunares.
Esta acción conjunta de ayuno, depuración y medicación natural potencia enormemente los resultados, que se aprecian en un breve espacio de tiempo de apenas una semana.
FORMAS DE REALIZAR LA DIETA BÁSICA
Dependiendo de las circunstancias de la vida de cada persona y del momento en que se decide iniciar el tratamiento existen diferentes modalidades para hacer esta primera fase de limpieza.
Si estamos trabajando intensamente con mucho estrés comemos fuera de casa y tenemos poco tiempo para descansar, es recomendable hacer una dieta depurativa blanda, a base de caldos vegetales (patata, puerro, apio, nabo, calabacín, cebolla, ajo, pimentón). Se pueden tomar de 3 a 6 caldos a lo largo del día. Si se realiza mucha actividad, se pueden tomar purés de algunas de estas verduras: patatas, zanahorias, cebolla, ajo, calabacines, berenjenas, espinacas, puerro, apio, perejil, pimentón, aderezadas con un pellizco de sal marina ecológica.
Es recomendable tomar alimentos ricos en enzimas como la papaya, el áloe y la piña ya que ayudan a limpiar las toxinas acumuladas y remiten cualquier proceso inflamatorio crónico que tengamos en nuestro organismo.
Conviene tomar estos alimentos frescos es decir, la pulpa de la hoja de áloe de la propia planta, licuados de papaya y piña, etc. Estas bebidas se toman sin mezclar y a pequeños sorbos.
Las tomas de alimentos deben espaciarse cada dos horas, `preferiblemente en pequeñas cantidades y sin mezclar. Debemos evitar la sensación de saciedad y plenitud en el estómago.
Al cabo de los tres primeros días, en que el organismo se ha ido adaptando a la nueva situación metabólica de tipo catabólica, empezamos a experimentar paz, quietud interna, serenidad, seguridad en nosotros mismos y nuestra voluntad se afianza. Descubrir que no pasa nada por no comer, sino que, por el contrario, es un verdadero descanso para nuestro cuerpo y nuestra mente, constituye una gran fuente de relax.
Resulta increíble cómo aumentan la clarividencia y la creatividad, en el caso de desarrollar cualquier actividad artística. Si se practica algún deporte, se notará más agilidad y mayor resistencia. Durante estos días los sentidos se exaltan a su máxima potencia.
Es común encontrar personas que tras ciertos shocks emocionales no han podido o no han tenido la posibilidad de llorar, de ponerse tristes, por lo que han ido aparcando las penas en algún lugar del alma y del cuerpo.
Es pues un conflicto sin solucionar que se convierte en crónico, sobre todo si se ha instalado en el inconsciente, y que da lugar a fobias, miedos y restricciones en nuestra manera de pensar y de vivir. De esta manera, el ayuno se comporta como un verdadero acto quirúrgico que extirpa radicalmente las sombras oscuras del alma. Le devuelve la luz, el resplandor, la pluripotencialidad del ser. Es la razón por la que uno se siente renacer, ya que recobra de nuevo la ilusión y vuelve a ser una persona sana, lúdica, llena de humor, amor y sensibilidad.